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Cărtărescu y el este.

El pasado 23 de septiembre de 2024 Impedimenta, una de las mejores editoriales del panorama hispanohablante actual, publicó «Theodoros», la última novela de Mircea Cărtărescu.

Para mí (con el limitado número de lecturas que atesoro) Cărtărescu es el mejor escritor que hay y ha habido. Me queda mucha obra suya por leer, pero con «Nostalgia» y, sobre todo, con «Solenoide», recibí lo que necesitaba para aferrarme a esta afirmación tan categórica. No hay nadie que me guste más.

Pero hoy no vengo a hablar de la obra de Cărtărescu, hoy quiero dar valor al punto del mapa en el que nació. Mircea Cărtărescu es de Bucarest, Rumanía, en el este de Europa, y parece una realidad que en el oriente europeo, lleno de países insignificantes y alejados para el ojo de «los pueblos de poniente» que habitamos, se está escribiendo la mejor literatura de la actualidad. Europa occidental tuvo su momento: el siglo XIV fue de Italia (Alighieri, Boccaccio, Petrarca…) y el XIX de Francia (Flaubert, Baudelaire, Proust…). Y Latinoamérica también se apoderó del siglo XX (García Márquez, Allende, Vargas Llosa) Pero a día de hoy ¿está siendo este siglo XXI de los escritores y escritoras del este de Europa?

La fiebre por Cărtărescu me ha hecho investigar, y estos países de más allá de los Alpes están dando libros que muero por leer. Fijaos:

  • Mircea Cărtărescu, rumano, y «Theodoros», publicado en Impedimenta. Todo lo que tengo que decir, lo diré cuando me lo termine.
  • Gueorgui Gospodínov, búlgaro, y «Las tempestálidas», publicado en Fulgencio Pimentel. Una distopía sobre la memoria y la identidad europeas de la que Olga Tokarczuk ha dicho que es una monografía literaria del don humano más delicado de todos: el sentido del tiempo y del paso del tiempo.
  • Olga Tokarczuk, polaca, y «Los errantes», publicado en Anagrama. Nobel de literatura y Man Booker en 2018. No hay más preguntas, señoría.
  • Dubravka Ugrešić, yugoslava, y «El ministerio del dolor», publicado en Impedimenta. Una excavación arqueológica en las ruinas de la aniquilada identidad nacional de una Yugoslavia en guerra.
  • Goran Petrović, yugoslavo, y «Atlas descrito por el cielo», publicado en Sexto Piso. Narra con una escritura cercana a la tradición oral, cómo un diverso grupo de personajes decide pintar de azul cielo el techo de su casa de una forma peculiar: quitándolo.
  • Tatiana Țîbuleac, moldava, y «El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes», publicado en Impedimenta. Un testimonio brutal que conjuga el resentimiento, la impotencia y la fragilidad de las relaciones maternofiliales.

De todos ellos he escuchado maravillas; y todos los pienso leer, para disfrutarlos y confirmar lo mismo que con estas otras lecturas escritas en aquellas tierras (en el siglo XX, sobre todo): que en el este de Europa se escribe una literatura de un nivel extraordinario.

Clic en los títulos de los libros para ir a mi reseña.