Juan Rulfo.
14° de mis #librosen2024. «Pedro Páramo», escrito en 1955 por Juan Rulfo y publicado por la editorial RM en 2017 junto a «El llano en llamas» y «El gallo de oro», en esta caja conmemorativa por el centenario del nacimiento del autor.
3.540 #páginasleídasen2024.
Juan Rulfo escribía sobre la vida y sobre la muerte, pero por encima de todo, sobre la muerte. Su vida estuvo atravesada, una y otra vez, por este fin de la existencia, que a todos nos llega pero que a él visitó más de la cuenta, y esto lo marcó; a él y a su escritura.
Eso es «Pedro Páramo», una historia sobre la vida y la muerte, sobre los vivos y los muertos, y sobre el vagar de las ánimas por Comala, un pueblo que arde como el infierno, en el que las puertas y ventanas de las casas se abren o se cierran a la eternidad, al purgatorio o al infierno, donde sus habitantes —vivos y muertos— se susurran unos a otros, y se debaten entre la salvación y la condena eternas, se perdonan y se culpan, se cuidan y se maltratan.
Es, sin duda, una obra maestra encerrada en una compleja estructura llena de saltos cronológicos, y de idas y venidas de lo onírico a la vigilia, uno de los despertares del realismo mágico (veo ahora influencia suya en García Márquez, en Fernanda Melchor, y hasta en Miguel Delibes, cambiando de continente), una historia de revolución mexicana, violenta y cruda, como lo fueron los años veinte del siglo pasado en aquel país, uno de los libros más importantes de la literatura mexicana.
Y Juan Rulfo es, ahora lo compruebo, un revolucionario de las técnicas narrativas, un escritor cuidadoso y perfeccionista con su prosa. Porque a «Pedro Páramo» no le falta ni le sobra una palabra, y todas ellas se juntan para deleitar al lector con un puñado de párrafos de la más alta literatura.
Cierro, encantado, la última página y abro, deseoso, la primera de «El llano en llamas» porque, como comprenderéis, esto me ha sabido a poco y quiero más, mucho más Rulfo.