Honoré de Balzac.
20° de mis #librosen2024. «Tratado de los excitantes modernos», escrito en 1839 por Honoré de Balzac y publicado en 2009 en esta edición de Menos Cuarto ediciones.
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Me encuentro (un poco) en crisis porque estoy leyendo «Theodoros», la última novela de Mircea Cărtărescu, autor de «Solenoide», mi libro favorito, y me está costando. Ya reflexionaré mejor cuando la termine y por ahora sólo diré que necesitaba parar durante un par de días y estimularme con una lectura breve que me desconectara de semejante salvajada.
Publicado como apéndice de una edición de la famosa «Fisiología del gusto», de Brillat-Savarin, un clásico de la literatura gastronómica de todos los tiempos, «Tratado de los excitantes modernos» es una tesis que defiende que los excitantes legales de la época (alcohol, café y tabaco, sobre todo) pueden ser nefastos para la voluntad humana y para la conservación de la energía vital.
Es una lectura rápida, curiosa y divertida, llena de razonamientos peregrinos a día de hoy, pero incuestionables a mediados del siglo XIX en boca de Balzac, principal representante de la llamada novela realista, junto con Flaubert, en la que hay experimentos que nunca sabremos si sucedieron (allí no había forma de contrastar al momento, como hacemos ahora), experiencias psicodélicas en una ópera por culpa del alcohol y el tabaco, y justificaciones del proceso de escritura gracias a los efectos del café. Y me imagino al bueno de Honoré, puesto de café hasta las trancas —el único de estos excitantes del que abusó— amarrado a su escritorio, escribiendo a un ritmo que se sabe que le llevó a sufrir problemas de salud, financieros y personales.
Me ha gustado, mucho, y me ha despertado ganas de leer alguna de las casi noventa novelas que componen su monumental «Comedia humana» así como la curiosa «Fisiología del gusto» de Brillat-Savarin, pero por ahora me vuelvo a Theodoros, que dicen que en la segunda mitad se arregla el galimatías de la primera.