Kazuo Ishiguro.
4º de mis #librosen2023. «El gigante enterrado», escrito en 2016 por Kazuo Ishiguro y publicado por Anagrama.
Traducción de Mauricio Bach.
1.699 #páginasleídasen2023.
Mi decisión de leer a Ishiguro fue amparada por el Nobel que ganó en 2017, y al encontrar en la biblioteca este libro escrito un poco antes, tras diez años sin publicar novela, me lancé a por él. Las historias que perduran son las que hablan de los grandes temas, y partiendo de esta base, el contexto es, quizás, lo de menos. «El gigante enterrado» es una historia sobre la memoria y el olvido, sobre un enfrentamiento legendario entre vecinos y una especie de viaje del héroe. Y sobre el amor. Y todos ellos son grandes temas con los que el escritor británico de origen japonés construye una aventura ambientada en la remota Edad Media inglesa, con británicos y sajones, guerreros y ancianos, ogros y dragones, y magia y leyendas. Y me voy a centrar en los ancianos, en Axl y Beatrice, los protagonistas de este viaje, entrañables y respetuosos el uno con la otra pero con una carga común difícil de llevar. Y lo quiero hacer porque no es frecuente que dos ancianos protagonicen una historia de aventuras. No es común —y esto es un error— que protagonicen historias en general, ni en libros ni en películas ni en series. Y eso no está bien, porque la experiencia que atesoran los ancianos es enorme, y sus memorias pueden enriquecer una narración mejor que las vivencias de jovenzuelos que no saben ni dónde están ni adonde van. Basta con integrar en la narración sus necesidades físicas, que es por lo que se les aparta de las aventuras al uso, algo que no parece tan difícil.
Por eso y por más, este es un gran libro; muy bien escrito, con un buen ritmo y curiosas roturas de la narración, y con un final para el que se está preparando al lector durante todo el camino. Una gran historia que habla de los grandes temas, y lo hace con la ternura desgarrada propia de la ancianidad.