Miguel de Cervantes.
19° de mis #librosen2021. «Don Quijote de la Mancha». Escrito en 1605 y 1615 por Miguel de Cervantes y publicado en 2005 en esta edición especial del IV centenario por la Asociación de Academias de la Lengua Española y Alfaguara.
5.959 #páginasleídasen2021.
No sé cómo empezar a hablar de esta historia de historias, esta aventura de aventuras y risa de risas. Los elogios me vienen a la boca como los refranes a la de Sancho, las imágenes en forma de molinos y galeotes, de rebaños y mercaderes, de Zoraidas y cautivos, y Cardenios y Luscindas no paran, no paran. Y junto a ellas, siempre presentes, don Quijote, entreverado loco, lleno de lúcidos intervalos incapaz de ver el mundo de detrás de su insania, y Sancho, fiel y devoto compañero que no puede callarse ni uno de sus reproches.
Acabo de leer una joya, con sus leones, sus duques y sus batanes; Sierra Morena, La Mancha y Barcelona… la historia de una España pícara y burlesca llena, como siempre, de ganadores y perdedores, de vivos y de dormidos, de supervivientes. Y amo a Sancho por encima de todos. Me quedo con él, no hay duda, y me compadezco de don Quijote, un mentecato gracioso, patoso y valiente, cegado por Dulcinea, loco de amor y ávido de una justicia imposible e impensable, presente solo en los libros que utiliza como excusa para que Cervantes construya la mayor historia jamás escrita.
Dijo Italo Calvino algo así como que los clásicos constituyen una riqueza no menor mientras ejercen una influencia particular, y que llegan con la huella que han dejado en las culturas que han atravesado, sacudiéndose el polvillo de discursos críticos. También dijo que relegan a la actualidad a categoría de ruido de fondo. Todo ello y más —lo afirmo sin fisuras— ha significado esta, por fin, maravillosa lectura del Quijote, un libro elegido, bien elegido, para vivir siempre, hasta que el último de nosotros exhale su último suspiro.