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Canto yo y la montaña baila.

Irene Solà

2º de mis #librosen2025. «Canto yo y la montaña baila», escrito en 2019 por Irene Solà y publicado por Anagrama.
Traducción de Concha Cardeñoso Sáenz de Miera.
407 #páginasleídasen2025.

Es esta una interesante novela coral en la que la narradora es encarnada por unas voces tan dispares como las de hombres, mujeres, osos, perros, nubes, montañas, brujas y fantasmas. Y está muy bien escrita, y se lee con soltura, y la musicalidad buscada del catalán está muy bien traducida por Concha Cardeñoso.

Durante sus casi doscientas páginas hay referencias entre unos capítulos y otros que hacen que te orientes, porque lo que en un principio parece un libro de relatos, se convierte, poco a poco, en una misma historia. Y eso, a mí, me ha despertado sensaciones relevantes y sorprendentes. A medida que avanza la narración, he descubierto que Domènec —el labriego poeta al que le atraviesa un rayo al inicio (y esto te lo cuentan las propias nubes que lo escupen)—, su viuda y madre de Hilari y Mia, Jaume —el turista melancólico—, las mujeres de agua, el corzo, las setas y el musgo del Pirineo, forman parte de una misma historia que camina a caballo entre la narración clásica y la innovación formal; una historia en la que lo moderno y lo antiguo, los republicanos en retirada en plena guerra civil y los coches, las copas en el bar del pueblo y los móviles de la actualidad, conviven al amparo de la identidad de ese lugar, que es, que son, la montaña y la mitología catalanas, tan presentes y tan bien mostrados.

Es así —descubro yo y la poeta canta—, cuando leo por fin a una brillante creadora más, y como siempre digo en estas ocasiones, bienvenida a mi vida, Solà, de aquí ya no te vas.