Pablo Gallego Boutou

24º de mis #librosen2025. «Bar Urgel», escrito en 2024 por Pablo Gallego Boutou, y publicado por Galaxia Gutenberg.
6.048 #páginasleídasen2025.
«Bar Urgel» no es una novela al uso. Ha ganado el I Premio de Narrativa Diana Zaforteza, cuyo jurado asusta por su calidad, y ha sido publicada por una editorial maravillosa, y esto es incuestionable. Pero a mí no me ha terminado de llegar eso que la hace excepcional. Voy a intentar desarrollar por qué:
- La forma es rompedora, extravagantemente poética, pero creo —y es que yo no me siento muy cercano a la poesía— que esto me ha sacado de la lectura en ocasiones.
- La historia es susceptible de aportar conflicto y emoción (el padre, la madre, el amigo, los hombres del bar…), pero he visto un par de lugares comunes (que están porque en la vida y en el sufrimiento, los hay) que no me han cuadrado.
- La mezcla del tono poético con otro más coloquial me ha parecido algo disonante.

Dicho esto —que no me atreví a decírselo al propio Pablo (un tío interesantísimo y divertido) el otro día en el club de lectura al que vino—, voy a destacar lo que sí me ha gustado:
- Toca temas interesantes como la masculinidad hegemónica e irracional de la generación de nuestros padres (y de la de los suyos).
- La profundidad del mensaje se muestra en torno a un contexto cotidiano como el típico bar de barrio de pinchos de tortilla, barra plateada y tertulia en la tele. Y eso, como diría el protagonista —y mi yo de Aluche—, mola.
- Hay un par de momentos brillantes en esa extravagancia formal: cómo se narran dos sueños, uno en presente y otro en pasado en un momento del capítulo I, y cómo se combinan el presente y el futuro en otro del capítulo III.
- Y, definitivamente, contiene un buen puñado de frases pulidas y hermosas —propias del poeta que es Pablo—:
- Vivir bien es poder llorar a gusto.
- Su lengua es un coche atrapado en un atasco.
- Un abismo donde la tierra no sirve para poner fin a nuestro derrumbe. Una caída que nadie escucha porque no provoca ningún ruido.
- No, no hablaré del cabello; el cabello es transitorio, como las lágrimas y las uñas, como las llamas.
- Las palabras se nos desprenden como colas de lagartija.
Así las cosas, os invito, por supuesto, a leerla; de verdad, merece la pena, te llegue más o menos. Así que, adelante, intentadlo, sacad vuestras conclusiones, y volvamos a hablar de ello.