Amélie Nothomb
23° de mis #librosen2025. «Estupor y temblores», escrito en 1999 por Amélie Nothomb y publicado en 2000 por Anagrama.
Traducción de Sergi Pàmies.
5.848 #páginasleídasen2025.
El otro fin de semana tuve un viaje relámpago al Mediterráneo para traer a mi padre a Madrid por médicos, médicos y más médicos. La vuelta fue con él y vinimos escuchando música clásica y artistas de su madurez y mi infancia, y la ida —más de cuatro horas— la hice yo solo escuchando (y es la segunda vez) un audiolibro, este.
«Estupor y temblores» es un pequeño libro que podría parecer simpático —como dijo David Pérez Vega en su canal de Youtube—. Pero encierra un mensaje terrorífico. Amélie (una suerte de Amélie Nothomb velada), belga, joven y bisoña, cuenta en primera persona su experiencia de un año como auxiliar administrativa en una compañía de Tokio. A simple vista se trata de un curioso periplo kafkiano de una occidental en la empresa japonesa, pero según vamos leyendo, descubrimos una sociedad salvaje, unos japoneses machistas, racistas, jerárquicos y clasistas, que se rigen únicamente al amparo del honor, del culto al superior y del consigues algo sólo si te esfuerzas como nunca lo habías hecho antes. Hay capítulos duros, momentos en los que crees que la pobre protagonista se va a volver loca, pero lo curioso es que ella actúa —conviene, aquí, decir que Nothomb vivió en China y Japón hasta los diecisiete años— como una nipona más pese a que sus jefes evidencien constantemente que es una occidental y, por lo tanto, inferior a cualquier nipón. Ella traga con todo y se toma un poco a guasa las vejaciones a las que es sometida, como si fuese una bajada a los infiernos sin dolor. Y no le importa trabajar de más, ni admitir que cuando ha intentado avanzar y sus superiores le han cortado las alas, es porque, quizás, se lo merecía.
Como occidental (y, ojo, que amo Japón) me ha irritado, pero como lector me ha parecido un relato fresco e interesante, con un mensaje cultural y feminista (aquí sí parece ser la propia Nothomb la que se presenta) muy potente en momentos como, por ejemplo, el del alegato en defensa de la mujer japonesa en el inicio del capítulo IV, que es para enmarcar.
Tengo entendido que «Ni de Eva ni de Adán» tiene alguna relación con este libro, que es algo parecido a la vida de una nueva Amélie más allá de la empresa Yumimoto así que, ya veremos en qué formato, pero también la leeré.
Bienvenida a mi vida, Amélie. Nos volveremos a encontrar porque de aquí ya no te vas.