Saltar al contenido

El maestro y Margarita

Mijaíl Bulgákov

17° de mis #librosen2025. «El maestro y Margarita», escrito en 1967 por Mijaíl Bulgákov y publicado en esta edición en español por Alianza Editorial.
Traducción de Amaya Lacasa Sancha.
4.087 #páginasleídasen2025.

Clásicos, clásicos. ¡Me encantan los clásicos! Me acerco a ellos con la seguridad de haberlos elegido a conciencia en un meditado proceso de prospección, y los termino —casi siempre— cargado de emociones y de razones que fortalecen mi concepto de clásico literario. (Otro día abrimos el melón de que el 90% estén escritos por hombres) De esta joya de Bulgákov me habló un amigo y compañero en la Escuela de Imaginadores hace tiempo, y la vorágine de lecturas que me impregna había retrasado el momento de leerlo. Pero ya está, por fin lo he hecho, un clásico más. Y, claro, me ha encantado.

«El maestro y Margarita» es una novela única, incomparable. Es una crítica de la Unión Soviética conducida por el mismísimo Diablo, que llega un día a Moscú y arrasa con todo a su paso, pero no quemándolo con su fuego infernal (bueno, algún incendio hay) sino sembrando el caos y volviendo locos a los ciudadanos con su magia negra, llenándolos de perplejidad y ejerciendo el mal desde los oscuros rincones de la ciudad con su séquito diabólico y sus ideas perniciosas. Se trata de un relato fantástico con el Diablo de por medio que es un juicio a la sociedad del momento. Incomparable, ¿verdad? Pues eso: un clásico.

Es, también, una novela única porque la trama está dividida en tres y el contexto temporal en dos —o, quizás, en tres, también—. Tenemos al Diablo, que se le cita de todas las formas posibles, sembrando el caos; al maestro y a Margarita, él habiendo creado una novela sobre Poncio Pilatos y Joshuá Ga-Nozri (Jesús de Nazaret) y ella convirtiéndose en bruja para ayudarlo de cara al Maligno; y tenemos la historia del monte del calvario en Jershalaim (Jerusalem). Y todo está entrelazado y construido para que Bulgákov lo aproveche para hablar de la hipocresía, del proceso de creación, de la corrupción, de la credulidad, del mal, del bien, del amor… Un poco de todo. Como buen clásico. Por ponerle un pero, diré que, en ocasiones, el narrador explica tesituras que se sobreentienden, pero, bah, se le perdona porque tampoco hacen perder el ritmo.

En definitiva, «El maestro y Margarita» es un obrón a caballo entre la novela de amor, el viaje del héroe maldito y la narración fantástica que es, además, coral. Y es un obrón porque me deja con dudas —es que es un clásico—, con preguntas como, por ejemplo, qué representan secundarios como Leví Mateo, Varenuja o Iván Savélievich, o qué influencia habrán tenido en él otras obras diabólicas como la «Comedia» de Dante o el «Fausto» de Goethe. Porque los clásicos se retroalimentan entre ellos, ¿lo sabíais? Lástima no tener tiempo y energía para leerlos en clubs de lectura o lecturas guiadas, la mejor forma para entender estas obras imperecederas.